Sobre Daniel Andresen
Un único hilo. Hilado con intención. Hacia la fuente. Nordsee. Orillas de arena abandonadas. La riqueza encontrada en nuestras manos. Los ojos hacia abajo. Un solo toque. Imperfecciones, irregularidades y belleza rota.
Daniel Andresen explora a fondo el mérito táctil de la tela. Los collages estacionales existen como un arreglo comisariado, eventualmente benévolo con los caprichos del usuario. No son prendas que quieran imponerse. Por el contrario, marcan la alegría que se encuentra en el individualismo.
Construir es comentar la vida. Cada prenda propuesta se convierte en parte de un viaje. Equipada aquí, con una columna vertebral, elaborada por manos diligentes en el taller de Amberes. No se trata de lo que se hace, sino de cómo se compone.
La lana, la seda, el lino rugoso y el algodón puro sirven como materiales de base de origen natural. Una base tan pura como sincera. Desde la composición inicial de un solo hilo, hasta los tejidos, siluetas y patrones de punto en toda regla, cada fase está cuidadosamente guiada a mano. Cada uno de los toques, cruces o líneas entrelazadas, es deliberado y se ha ajustado sin cesar. El estudio lleva a cabo experimentos texturales de forma controlada, dedicando paciencia y tiempo a un ciclo continuo de profundo trabajo sartorial.
El resultado es una serie de piezas singulares. Cada una ligeramente diferente en forma y acabado, marcando la mano firme del artesano. Se respeta la pureza de los tejidos, pero se recurre a técnicas y propuestas novedosas. En general, la forma de la colección es democrática, ligeramente entallada y desenfadada.
Una vez que te apropias de una prenda, ésta se convierte en parte de ti, transformándose en tiempo y espacio.
La comodidad nunca está al servicio del compromiso. En cambio, es una condición relevante para la confianza y la autoconciencia. Las restricciones desaparecen y la interacción permanece.